Times are changing (Los tiempos están cambiando)
Luego de un concierto, el pequeño viaje a la Meca de la bohemia montevideana: Ciudad Vieja. Bar en las cercanías del Solís. A mi izquierda mi vieja amiga cuya campera roja me recordó a sus tiempos de Caperucita. Tiempos lejanos: ya se ha diplomado en Lobos Feroces y ha suavizado su carácter oyendo ríos de canciones cantadas por lánguidas mujeres de largos cabellos.
A mi derecha una amiga nueva: Lola Flores de la cintura para arriba, y de la cintura para abajo la hermana de Aladino (todo ello coronado por un rostro élfico y la prodigiosa condición de parpadear en cámara lenta).
Y en el medio, yo, suspendida en el tiempo, levitando aún por la emoción del concierto y, descubriendo a la vez, que me he vuelto definitivamente anacrónica: se me averió la antena para captar las tendencias (falta de madrugadas y boliche). Así descubrí que una mujer que a mí me parecía salida directamente de "Flashdance" estaba, en realidad, súper a la moda.
Tal vez haya pasado mi tiempo de ronda y lo que me quepa sea esporádicos viajes astrales como el de esa noche.
Tampoco me gustó la imagen de un hombre con look Robinson Crusoe que actuaba como una suerte de gurú predicando antre sus jóvenes oyentes. Por alguna razón, cuando lo vi, se me pasó por la cabeza la idea de que éramos varios los extraviados en la noche. Y, por alguna otra razón, recordé la letra del tema de Jonny Mitchel que dice: "Hace tiempo que te vi en la calle, cabello al viento, gente joven reunida. Dibujado en la memoria ese recuerdo es el que duele más. (...) Vos podrás decir hasta que estoy por fuera o que estoy inventando, pero sos vos con tu nostalgia que no ves que lo nuevo igual vendrá."
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